Independientemente que nos inclinemos por los tonos claros, también es una realidad que cada estilo decorativo tiene un color especial, así por ejemplo los amantes del estilo escandinavo saben que los tonos blancos y fríos le sientan de maravilla. Los que prefieren la tendencia clásica, van más a los tonos ocres y cremas, pasando por marrones o incluso dorados. Para los que disfrutan lo rústico: piedras, grises, azules oscuros y verde oliva funciona muy bien para crear espacios equilibrados. Y los de la onda mediterránea, caerán rendidos a los pies de los azules, blancos, madera y piedra. ¡No hay mezclas imposibles! pero si reglas básicas, que conviene no saltarse, como por ejemplo: nunca mezcles más de 3 tonos si no eres profesional del color. Unifica pintando con un mismo tono el 70% del espacio y reparte el resto del color en alguna pared, las molduras o marcos de las puertas.