Entre los seres vivos, el hombre es el único que tiene la capacidad de planificar y desarrollar pensamientos, transmitir a sus descendientes conocimientos y modificar su medio ambiente. Por eso ito cree en la importancia de la reflexión sobre la relación entre tecnología y las dimensiones físicas y espirituales del ser humano para constituir un eje fundamental en su búsqueda arquitectónica, que ha comprendido la aproximación a la tecnología como una vía para «extraer algo del mundo desconocido y poder así descubrir nuevos conceptos sobre la naturaleza, la imaginación y lo poético», haciendo de la materia arquitectónica una sustancia clara y limpia.
De madera desbastada de troncos de árboles es, precisamente, el Pabellón de japón, creado por toyo ito con Kumiko inui, Sou fujimoto y Akihisa hirata. El pabellón refleja, de hecho, el caso real de la fabricación de un centro de realojo, inspirado en la tradición local, en la ciudad de rikuzentakata, destruida por el maremoto. Esto le llevó a reflexionar de nuevo críticamente sobre el legado de los dogmas modernos y cómo la sobrevaloración de la originalidad ha hecho olvidar los temas primordiales de la arquitectura.