El ratón doméstico, conocido científicamente como mus musculus, es una especie de roedor que se encuentra ampliamente distribuido en todo el mundo. Son animales pequeños, con un cuerpo de aproximadamente 7 a 10 centímetros de longitud y una cola que puede medir de 7 a 10 centímetros adicionales.
Estos roedores son conocidos por su capacidad de adaptación y reproducción rápida. Las hembras de ratón doméstico pueden tener hasta 8 camadas al año, con un promedio de 6 crías por camada. Su periodo de gestación es de aproximadamente 19 a 21 días. A medida que crecen, los ratones domésticos alcanzan la madurez sexual en solo 5 a 6 semanas, lo que contribuye a su alta tasa de reproducción.
Los ratones domésticos son activos principalmente durante la noche, lo que los hace animales nocturnos. Son omnívoros y se alimentan de una amplia variedad de alimentos, incluyendo granos, semillas, frutas, insectos y restos de comida. Debido a su tamaño reducido, pueden ingresar a través de aberturas muy pequeñas y construir nidos en lugares cálidos y protegidos.
Estos roedores pueden transmitir enfermedades y causar daños a la propiedad. Además, debido a su habilidad para roer, pueden causar daños en cables eléctricos, tuberías y otros materiales, lo que puede generar riesgos de incendios o inundaciones.
Los ratones domésticos son excelentes escaladores y pueden trepar por superficies verticales, lo que les permite acceder a diferentes áreas de una estructura. También tienen una aguda capacidad para detectar y evadir peligros, lo que hace que atraparlos o controlar su población sea un desafío.
La detección temprana y el control adecuado de los ratones domésticos son fundamentales para prevenir una infestación. Esto implica mantener una buena higiene, sellar posibles puntos de entrada, almacenar alimentos correctamente y, en caso de una infestación, contar con la ayuda de profesionales en control de plagas para implementar estrategias de control efectivas.