La rata gris, también conocida como rattus norvegicus o rata de alcantarilla, es una especie de roedor que se encuentra en todo el mundo. Son animales de tamaño mediano a grande, con una longitud corporal de aproximadamente 20 a 30 centímetros y una cola que puede medir de 15 a 22 centímetros adicionales.
Estas ratas son conocidas por su adaptabilidad y capacidad de reproducción rápida. Las hembras de rata gris pueden tener varias camadas al año, con un promedio de 7 a 12 crías por camada. Su periodo de gestación es de aproximadamente 21 a 23 días. A medida que crecen, las ratas grises alcanzan la madurez sexual en alrededor de 2 a 3 meses, lo que les permite reproducirse rápidamente.
Las ratas grises son principalmente nocturnas y tienen hábitos omnívoros. Se alimentan de una amplia variedad de alimentos, incluyendo granos, frutas, vegetales, carne y desechos orgánicos. Estas ratas tienen una habilidad notable para escalar, nadar y excavar, lo que les permite acceder a diferentes lugares en busca de alimento y refugio.
Las ratas grises son consideradas plagas debido a su capacidad para transmitir enfermedades, dañar estructuras y contaminar alimentos. Además, suelen construir nidos en áreas protegidas, como áticos, sótanos y espacios de almacenamiento, lo que puede generar problemas de salud e higiene.
Estos roedores son muy inteligentes y pueden aprender rápidamente a evitar trampas y medidas de control. También tienen una capacidad reproductiva alta y pueden adaptarse a diversos entornos, lo que hace que su control sea un desafío.
La prevención y el control adecuado de las ratas grises son fundamentales para evitar una infestación. Esto implica mantener una buena higiene, sellar posibles puntos de entrada, almacenar alimentos correctamente y contar con la ayuda de profesionales en control de plagas para implementar estrategias efectivas de control y eliminación.