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Aunque pareciera una cuestión bastante lógica, es importante llevar a cabo esta acción diariamente, para evitar la estanqueidad del aire, porque una mala ventilación puede causar problemas de temperatura, humedades e incluso sobrecalentamiento.
En invierno, ventila en las horas más cálidas y en verano en las más frías. La mejor forma de realizarlo es abrir bien las ventanas de las estancias durante un periodo corto de tiempo. además, al entrar el aire a tu casa renueva el oxígeno del interior, elimina gérmenes y olores de forma natural.