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Cuando el espacio es poco no podemos conformarnos con darle un solo uso a las cosas. Por lo que hay que ser ingeniosos y multiplicar las aplicaciones.
Como por ejemplo hacer Cabeceros de cama con hornacinas, armarios debajo de las ventanas, islas de cocina que al mismo tiempo sirven de libreros, escaleras que alojan un armario con puertas correderas, donde guardar a salvo del polvo (y de miradas indiscretas) todo lo que quieras, en fin.