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Visto en: tendenciasydecoracion
Una antigua mesa de madera se convirtió en un escritorio suspendido y unos ralladores en los botes para colocar los lápices y las plumas. Lo más original posiblemente sea el somier de una vieja cuna que se colgó de la pared a modo de mural: práctico, ingenioso y con un toque vintage muy característico. Todo el espacio se completó con pintura de color amarillo en una de las paredes y con papel pintado en otra de ellas. El resultado: una pequeña zona para trabajar de manera cómoda a pesar de sus reducidas dimensiones y escasa inversión. ¡Todos sus elementos han sido reciclados!