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Muchas personas prefieren pintar sus dormitorios con colores claros, como el blanco o los tonos beige para evitarse distracciones y conciliar el sueño rápidamente, pero gamas como el azul, celeste o verde, ayudan a conciliar mejor el sueño y favorecen la relajación y el descanso, aunado a la ventaja que pueden ser colocado tanto en recamarás para niños o adultos.
También ambos colores al combinarlos con blanco potencializan ambientes frescos, luminosos y armoniosos, además de ser colores, discretos y elegantes.