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Visto en: La escuela de decoración
Confiésalo: cada vez que recogías la ropa limpia, invadías algún cuarto con las prendas que debías planchar. ¡Eso se acabó! convierte la nueva recámara libre en un cuarto de lavado y planchado perfectamente distribuido. Ya no tendrás que armar ni desarmar, así que instala un gran banco donde trabajar cómodamente, unas estanterías para tener a la mano los objetos que más uses, y algunos cajones o carros con ruedas para organizar las cosas más pequeñas.