Si decides ponerte manos a la obra con una nueva distribución, aprovecha para focalizar los puntos fuertes e intentar compensar los débiles. Ninguna vivienda es perfecta, eso está claro, pero todas tienen algo que las hace especiales: una terraza, balcón, techos altos, espacios diáfanos, estructura de madera vista, pisos hidráulicos, mucha luz… . Por eso, a la hora de distribuir, es importante que tengas claro cuáles son sus puntos débiles y cuáles los fuertes para intentar lograr un equilibrio. Lo ideal es una distribución donde disfrutes especialmente de esos elementos que te encantan y que coloques en los espacios de menos uso las partes que menos te gusten. La luz es primordial porque nos aporta mayor luminosidad y la sensación de espacios más amplios y, por lo tanto, es esencial hacer de las entradas de luz natural el centro de la distribución. Es difícil fallar si tomas la luz como referencia espacial y la haces imprescindible en los lugares con más uso.